El Pastel de Almendra que Nunca Fue
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¿Les ha pasado que hay veces cuando realmente quieren lograr algo y simplemente no se da? Bueno, eso es exactamente lo que la últimas dos semanas… al hornear. Primero, hice granola y me salió en grumos (casi galletas), y en los últimos minutos de horneado, cuando aún le quedaban 10, me despegué de la cocina por 5 minutos (¡Hasta tiempo me tomé!), y al enfriar y probar la granola, me di cuenta que dejaba un sabor a quemado. Luego, estoy en el proceso de crear una receta para Muffins original de Foodies, y como que el sabor metálico del molde se pasó a la parte abajo de los muffins… extraño, les digo. Y ayer, traté de hornear un Pastel con Miel y Almendras, pero fallé miserablemente.
Luego de semanas de estar con mucho trabajo (tanto de diseño como de Foodies), estaba ya con un antojo enorme de meterme a la cocina y hornear algo. Luego de una búsqueda por Pinterest, encontré una receta que se miraba fácil y rápida para preparar, así que me propuse preparar el pastel. Preparé mis ingredientes, muy a la Mise en Place, precalenté el horno y empecé a preparar la masa. Combiné los ingredientes secos, luego fuí agregando los ingredientes húmedos, pasé la masa a un molde enharinado y engrasado, rociando con miel de abeja y almendras el pastel en la parte superior, para luego meterlo al horno. Tengo que decir, que la cocina y el comedor se llenaron del delicioso aroma dulce de la miel mientras se horneaba. Miel de abeja sobre los pasteles al cocinarse tiene que ser algo parecido al cielo.
50 minutos en el horno, verificando con el probador de pasteles si ya estaba listo… y salió todavía con masa adherida al probador (cruda), así que de regreso al horno. Algo que me sorprendió, fue cómo creció el pastel estando en el horno (más de dos pulgadas, ¡Afuera del molde!) y el pastel parecía estar denso. 15 minutos más tarde, el probador de pasteles salió limpio, así que lo saqué del horno. Dejé que se enfriara 15 minutos dentro del molde, a la hora de sacarlo para pasarlo a una rejilla.. ¡Sorpresa! La base del pastel estaba claramente cruda (hasta pegajosa). Pasé el pastel de regreso al molde, y de regreso al horno. Luego de 30 minutos adicionales en el horno, el pastel volvió a crecer como al inicio, y se desinfló al enfriarse. El probador de pasteles, volvió a salir limpio.
Ahora, cuando lo pase a la rejilla para enfriarse, la base del pastel parecía estar cocinada. Adelantémonos a la siguiente mañana. Me desperté temprano para tomar fotos del pastel. No es lo mismo tomar las fotos en una cocina con poca iluminación a las 10:30PM que en la terraza con luz natural a las 7AM. La luz estaba perfecta. El pastel se miraba brillante por la miel y las almendras le daban el toque perfecto. ¿Ven?
A pesar que se miraba cocinado, cuando levanté el pastel, estaba pesado. Eso significa que el pastel estaba denso, chicloso y definitivamente no cocinado del todo. Lo metí al horno una vez más (cubierto con papel aluminio y sobre una lata para hornear galletas), ahora por 40 minutos – tengo que confesar que sabía que el pastel no tenía compostura, tenía que probar. La mayor sorpresa me la llevé cuando corté el pastel. Al cortar un pedazo, y como lo sospechaba: denso y chicloso. Como no soy una persona que se da por vencido fácilmente (algunos lo llaman necedad, yo lo llamo determinación), todavía traté de cocinarlos en un sartén (tal tostadas a la francesa), viendo si el calor directo lograba cocinarlas más.
¿La última palabra? No logré mayor cosa, más que un par de orillas caramelizadas, pero no salvé el pastel. Así que por ahora, cocinaré el fin de semana: una receta de mi abuelita para poder agarrarle el modo a la horneada otra vez. Pero no crean que los dejo sin receta, les comparto una de mis favoritas (y fáciles de hacer): Pastel de Chocolate (de un Tazón)
Kitty
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